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No a esta Constitución Europea
Política común de seguridad y defensa

El torturador es un funcionario más. Burócratas armados que cumplen con puntual eficiencia su tarea. No son monstruos extraordinarios. No vamos a regalarles esa grandeza.

Eduardo Galeano, Días y noches de amor y guerra


El artículo I-40 hace referencia a los principios generales de la política exterior y de seguridad común, de la que la política común de seguridad y defensa forma parte. Dicha política exterior y de seguridad común (PESC) se basará en determinados principios, como son la ayuda mutua entre Estados.

La definición de esta política se hará identificando los asuntos que sean de interés común, para centrarse en ellos, y lograr progresivamente una actuación común de los Estados. Lo cierto es que hasta la fecha poco se ha conseguido: baste ver la división de los gobiernos de la UE en relación con la invasión de Irak.


La PESC es definida por el Consejo Europeo (es decir: reunión de los presidentes de Estado o Gobierno) y desarrollada por el Consejo (de Ministros). Antes de emprender cualquier acción en la escena internacional que pueda afectar a la Unión, el Estado debe consultar a los demás. Esta política es aplicada por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Unión (Javier Solana ahora mismo) y los Estados miembros. Se informa al Parlamento, que tiene funciones meramente consultivas.

Este sistema es, más o menos, el que se aplica en la actualidad, de acuerdo con los tratados europeos vigentes. Un ejemplo práctico es el cambio oficial de la política de la Unión sobre Cuba. Así, España no podía modificar su política mientras no se discutiera por todos los Estados y se acordara un cambio de la política común.

La PESC es tal vez la parte del nuevo tratado donde más cambios existen. Muchos son sencillamente cambios de redacción, pero también existe un desarrollo de las disposiciones respecto de Niza.


Un proyecto para la militarización de Europa

Pese a una aparente debilidad militar que la hace dependiente de los EEUU, lo cierto es que la UE tenía en 2002 un total de un millón y medio de soldados, manejaba un 25'1% de las transacciones de armas y asumía el 19'5% del gasto militar mundial, lo que la colocaba en un segundo puesto, tras Estados Unidos. China, en un tercer lugar, sólo representaba el 4% de este gasto. La UE dedicaba un 1'5-2% de su PIB a defensa, y un 15'1% de la I+D a investigaciones de carácter militar. Unos 100000 soldados de la Unión estaban, en 2002, desplegados fuera de sus fronteras, en Afganistán, Bosnia-Herzegovina, Congo, Costa de Marfil, Georgia, Iraq, Kosovo, Kuwait, Macedonia, Ruanda, Sierra Leona y Tayikistán.

De todos modos, en la mayoría de los casos, estos contingentes militares dependen de otros en materia de suministros, transporte y protección. Es necesaria, en suma, una mayor articulación de las fuerzas, lo que se ha intentado hacer desde el ámbito estatal. En el tratado constitucional se sientan las bases para hacerlo desde una óptica comunitaria: en todo caso, los medios necesarios, tanto civiles como militares, los seguirían proporcionando los Estados miembros, que "se comprometen a mejorar progresivamente sus capacidades militares". Se crea además una Agencia Europea de Defensa, cuyo objetivo es desarrollar las capaces militares de la Unión mediante la planificación, la investigación, la adquisición de armamento. La legislación europea permite, además, las ayudas públicas a la producción militar (cosa que no ocurre con la civil, y en esto se basa la decisión de segregar Astilleros Izar):

La Constitución no obstará a las medidas siguientes: [...] b) Todo estado miembro podrá adoptar las medidas que estime necesarias para la protección de los intereses esenciales de su seguridad y que se refieran a la producción o al comercio de armas, municiones y material de guerra (artículo III-346)


¿Alternativa europea en la escena internacional?

Hay cierta visión según la cual Europa se ha dedicado a dormitar confiada en que fuera Estados Unidos la que le sacara las castañas del fuego. Así, EEUU se habría visto "obligada" a intervenir en ambas guerras mundiales en defensa de las democracias europeas. Ahora sería el turno de Europa -de la UE- de crear una defensa independiente. Y, se añade, es necesario que Europa aumente sus capacidades militares para dejar de estar subordinada a los Estados Unidos y poder establecer una política alternativa. Una alternativa a su unilateralismo.

Esto es muy discutible. En dos ocasiones se hace referencia en el artículo I-41 a la OTAN. En el apartado 2 se afirma que "la política de la Unión [...] respetará las obligaciones derivadas del Tratado Atlántico Norte para determinados Estados [...] y será compatible con la política común de seguridad y defensa establecida en dicho marco". Posteriormente, en el apartado 7, relativo a la ayuda de los países de la Unión al Estado que sufriera una agresión armada en su territorio, se dice "Los compromisos y la cooperación en este ámbito seguirán ajustándose a los compromisos adquiridos en el marco de la OTAN, que seguirá siendo, para los Estados miembros que forman parte de la misma, el fundamento de su defensa colectiva y el organismo de ejecución de ésta".

Debe entenderse que existen intereses contrapuestos en el seno de la Unión. Mientras que determinados gobiernos tienen un carácter más atlantista, y no van a renunciar a considerar que su defensa se produce en primer término a través de la OTAN, otros tal vez aspiran a una cierta hegemonía europea (preferiblemente, bajo su mando). El resultado es que no se sientan unas bases claras para una política exterior y de defensa autónoma por parte de la UE, sino que ésta queda subordinada a la OTAN: es decir, a los Estados Unidos.

De todas formas, uno llega a pensar qué es peor. Si se llegara a establecer una política de defensa europea de carácter independiente, vista la defensa que se hace de una lógica militarista en lo relativo a las relaciones internacionales y la solución de los conflictos, podría decir que nada impide que suponga la base para una carrera armamentística a lo cafre.


Contenido de la política común de seguridad y defensa

En 2001 tienen lugar los atentados contra las torres gemelas. Estados Unidos invoca el artículo 5 del Tratado de la OTAN y los demás países se apresuran a mostrar su apoyo. Comienza la llamada "guerra contra el terrorismo". Más países arrasados, más intereses privados en juego. Estados Unidos pone en el punto de mira a Irak. Millones de personas se manifiestan el 15 de febrero de 2003 contra la guerra, en una convocatoria a nivel mundial.

Estando así las cosas, el responsable de la PESC, Javier Solana, presenta en junio de 2003 un documento titulado "Una Europa segura en un mundo mejor". Este documento hace referencia a nuevas amenazas como son el terrorismo o las armas de destrucción masiva: se dice de ésta última que es la amenaza más grave en la actualidad, y se recoge una idea que ya nos resulta conocida: "la adquisición de armas de destrucción masiva por grupos terroristas constituye el escenario más temible".

Pues bien, en este documento, en plena movilización ciudadana contra la invasión de Irak y de rechazo a la guerra preventiva, Javier Solana proclama:
... debemos estar preparados para actuar antes de que se produzca una crisis. Nunca es demasiado pronto para empezar a prevenir los conflictos y las amenazas [...] La lucha contra el terrorismo puede requerir una combinación de los medios de los servicios de información, policiales, judiciales, militares y otros.
Y también:
Tenemos que desarrollar una estrategia que favorezca la intervención temprana, rápida y, en caso necesario, contundente.


Este documento se vierte en el tratado constitucional. El artículo III-309 contempla las actuaciones que abarcará la PESC. Concretamente:

Una cláusula referida a todas estas acciones dice que podrán contribuir a la lucha contra el terrorismo, entre otras cosas mediante el apoyo prestado a terceros países para combatirlo en su territorio.

Quiero llamar la atención sobre los dos últimos puntos de la lista, porque vienen a definir la actuación de Estados Unidos en Irak. Una (supuesta) situación de crisis y la necesaria intervención de fuerzas de combate para su gestión y la prevención de un conflicto potencial. Y luego, mantenimiento de la paz, operaciones de estabilización. Tengamos en cuenta que en ningún momento se renuncia a la guerra preventiva. Y mira que han detallado las políticas.

Además, está la preocupante mención al terrorismo, que se combatirá, "entre otras cosas" a través de apoyo a terceros países. "Entre otras cosas" puede significar que no se descartan acciones que no impliquen la petición de apoyo por parte del país en cuestión. Y, aparte, está el problema de la definición del terrorismo. ¿Es terrorismo lo que se da en Palestina, en Chechenia, en Irak?


Conclusión: en esta parte del articulado de la Constitución Europea se trata de sentar las bases para la creación de una gran fuerza militar, potente, eficaz, que ayude a los de siempre a defender sus intereses. Europa no es la buena y la multilateral y la que defiende la legalidad internacional. Francia se opusó a la guerra en Irak porque lo mejor para sus intereses económicos es que la situación siguiera como hasta entonces.

escrito el 14.1.05 a las 16:55|



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